lunes, 25 de septiembre de 2017

2. MUNDO DESARROLLADO Y MUNDO SUBDESARROLLADO

   La civilización actual presenta una clara división en dos mundos: el desarrollado y el subdesarrollado. La riqueza, incluso el despilfarro, del primero, contrasta vivamente con la escasez general que se sufre en el segundo. Esta situación es fruto de numerosos factores sociales, políticos, económicos e históricos.

Características del desarrollo

   Industrialización: constituye el primer paso para el desarrollo.
  Economía saneada y diversificada: las naciones industriales ven mejorados todos los aspectos de su economía, especialmente en sus ámbitos comerciales, financieros y bancarios.
   Producto Interior Bruto elevado.
   Gran desarrollo de las infraestructuras (transportes, sanidad, etc.).
   Democracia parlamentaria: aunque no parece requisito indispensable (los antiguos países socialistas poseían, en general, un alto grado de desarrollo dentro de regímenes autoritarios), las naciones más ricas son, sin excepción, estados democráticos.
   Alto nivel de vida.
   Envejecimiento de la población.
   Consumo de recursos a gran escala: sus efectos son el agotamiento de las fuentes, la contaminación y el despilfarro.
 
Diferentes niveles de riqueza
Para ponderar adecuadamente la tradicional clasificación entre Norte (países industrializados de Europa, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Japón, Australia y Nueva Zelanda) y Sur (el resto de los países) al señalar los diferentes niveles de riqueza, en 1992 Naciones Unidas propuso clasificar los países por el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
   Este indicador combina los valores clásicos, exclusivamente económicos, utilizados hasta entonces para clasificar la riqueza como el Producto Nacional Bruto (PNB), la Renta per capita (el PNB dividido por el número de habitantes) con otros factores culturales y sociodemográficos como la esperanza de vida al nacer, el nivel de instrucción, el acceso a la cultura, etcétera.
   La utilización exclusiva del PNB suponía situar en niveles similares a países con grandes diferencias sociales. Así, los Emiratos Árabes Unidos por su renta per cápita figuran en el puesto 4º del ranking mundial, pero con el IDH figuran en el 45.º, mientras que Canadá, es el 8.º en PNB y el 1.º según el IDH.

Características del subdesarrollo
   Carencia de industrias: la producción industrial es mínima y de carácter tradicional (artesanía). Las escasas fábricas existentes suelen ser instalaciones de empresas extranjeras que se aprovechan del menor coste de la mano de obra local.
   Economía basada en el sector primario: la agricultura de subsistencia y el monocultivo de productos destinados a la exportación (cacao, café, tabaco, plátanos) suelen constituir la base de una economía desordenada, irregular y sin diversificación.
   Producto Interior Bruto muy bajo.
   Escasez de recursos.
   Gobiernos autoritarios: aunque no es característica general, sí resulta muy frecuente. A menudo, la pobreza constituye un caldo de cultivo para el establecimiento de dictaduras.
   Corrupción generalizada: resultado de la carencia de garantías legales. Supone un grave freno para el desarrollo económico.
   Bajo nivel de vida: la pobreza disminuye la esperanza de vida. El hambre y las epidemias son frecuentes en estos países.
   Carencia de infraestructuras: debida a la falta de medios económicos o a la mala gestión de los recursos disponibles.
   Alto índice de natalidad: propiciado por la falta de planificación familiar e información sobre los medios contraceptivos. La explosión demográfica aumenta los problemas de hambrunas y pobreza.
 
Un mundo injusto
   La división actual del mundo nos ofrece una realidad profundamente injusta. Los habitantes de los países desarrollados, aproximadamente el 20% de la población global, se reparten el 82% de la riqueza planetaria. El resto de los habitantes, más de 5.000 millones, deben contentarse con el 18% restante que, por otra parte, tampoco se reparte de un modo justo.
   Un habitante de Estados Unidos consume en un año la energía suficiente para abastecer durante el mismo periodo a una familia numerosa africana. La conclusión es que la riqueza de algunos países parece basarse en la pobreza de otros. La solución a este problema no es fácil. Sin embargo, desde el primer mundo se pueden adoptar medidas individuales, como reducir la generación excesiva de residuos, disminuir los gastos superfluos y, sobre todo, evitar el despilfarro energético característico de las sociedades desarrolladas.


domingo, 24 de septiembre de 2017

1. ACTIVIDADES ECONÓMICAS Y RECURSOS


    La economía, constituye una de las actividades más características del ser humano desde los inicios de la historia. La humanidad extrae recursos de la naturaleza, los transforma y los distribuye, lo que le sirve para crear una complicadísima red económica de producción e intercambio que da forma a la sociedad y determina en gran medida el desarrollo de los hechos políticos y culturales.

Los recursos y la población
   Los recursos son fuentes de materia prima de origen natural. Proporcionan tanto alimentos como los elementos materiales más diversos para su uso posterior en la industria. Existen numerosas fuentes de recursos:

   Recursos minerales: muy variados, se utilizan en la producción industrial y energética: metales, tierras, minerales, petróleo, carbón, gas natural, etc.
   Recursos energéticos: dependen de la distribución física de un determinado territorio: zonas propicias para construir presas, áreas de viento constante, áreas soleadas, etc.
   Recursos vegetales: se utilizan para la alimentación y la industria: cultivos, recolección (trufas, setas, hierbas aromáticas, etc.), fibras textiles (algodón), madera, esencias, productos químicos.
   Recursos animales: de uso básicamente alimenticio, aunque también tienen aplicaciones industriales: ganado, caza, pesca (fluvial y marítima), lana, pieles, experimentación científica.
   Recursos humanos o Fuerza de Trabajo: La población humana también constituye un recurso. Una región se desarrolla basándose, en gran medida, en el número, la capacidad de trabajo y la preparación de sus habitantes.
   Recursos físicos: condiciones del territorio, fertilidad de la tierra, clima, accesos, proximidad al mar, salubridad, grado de desarrollo tecnológico.

   A lo largo de los siglos la humanidad ha aprovechado los recursos disponibles y ha mantenido cierto equilibrio con el ambiente circundante. Sin embargo, el mundo actual soporta una población creciente y un sistema económico que amenaza con desbordar la cantidad de energía y materias primas y con producir un colapso en los sistemas de producción y distribución. De hecho, hoy en día el desabastecimiento es un gravísimo problema que afecta a un porcentaje elevado de la humanidad.


Los sectores económicos
   La transformación de los recursos naturales es una de las principales actividades humanas. La actividad económica es variada y presenta múltiples interrelaciones. Tradicionalmente se ha contemplado la división de la economía en sectores:

   Sector primario: fuentes básicas de materia prima y alimentos. Incluye la minería, la agricultura, la ganadería y la pesca. El predominio del sector primario es característico de economías poco desarrolladas en el ciclo del capitalismo.
   Sector secundario: engloba las actividades de transformación de las materias primas. Industria, artesanía. Toda actividad que se resuelva en la producción de una mercancía material se incluye en este sector.
   Sector terciario: funciones superiores de la economía, no basadas directamente en los recursos naturales: comercio, servicios (sanidad, transportes, etc.), turismo, banca y actividad financiera. Es el sector dominante en los países más ricos y desarrollados. De hecho, algunos de ellos, con pocos recursos naturales, como Holanda, basan su extraordinario nivel de vida en este tipo de actividades.

El Sistema Mundo y la Globalización
   En el inicio del siglo XXI la economía mundial afronta un desafío sin precedentes: la adaptación de las actividades económicas, tradicionalmente localistas, a un mercado global en expansión. Es el sistema mundo, es decir, el desarrollo de una red de producción e intercambios de alcance mundial, por encima de las diferencias nacionales y sin tener en cuenta las fronteras. A la expansión de este sistema se le denomina Globalización.
   Este proceso queda de manifiesto con la creación de espacios macroeconómicos, como la Unión Europea, Mercosur y otros parecidos. El desarrollo de los medios de producción y los sistemas de comunicación y transporte han favorecido en gran medida este proceso.

   Pese a todo, aún subsisten medidas proteccionistas de las economías nacionales, tales como aranceles, impuestos y tasas que gravan los precios de los productos procedentes de otras naciones. La creación de un mercado único mundial se encuentra todavía lejos de ser una realidad.

jueves, 21 de septiembre de 2017

¿PARA QUÉ SIRVE LA HISTORIA?

   La Historia cuenta un conjunto de hechos que ya han pasado, se aprenden de memoria y sirven para tener cultura general. Todos hemos pensado eso alguna vez, pero aunque algunos se empeñen, es sólo una verdad a medias. Antonio Gramsci escribió: Me gusta la historia porque se ocupa de los hombres vivos, y todo lo que se refiere, a los hombres, al mayor número posible de hombres, a todos los hombres del mundo en cuanto se unen entre sí en sociedad, y trabajan y luchan y se mejoran a sí mismos.
   Piensa en esto: cuando algo o alguien nos gusta nos sentimos atraídos, deseamos conocer, saber qué y cómo es. No se trata de amar la Historia sino de conocerla y poderla interpretar. Y eso ya es mucho.    
  Aunque a veces lo olvidarnos, nosotros también seremos pasado para generaciones futuras, y lo poco o mucho que haga­mos en nuestra vida no querremos que se ignore o archive en un museo.
   Volvamos al principio. La Historia no es un cuento o una narración que debas memorizar. La Historia no existe hasta que las personas la construyen, la inter­pretan y le dan un sentido. En realidad, construir un hecho es resolver un problema. Por ejemplo, la cuestión no es ¿qué pasó en España en 1931?, sino ¿desde cuándo pueden votar las mujeres en España, por qué no podían hacerlo antes y por qué pudieron entonces? Pueden votar desde 1931, durante la Segunda República. No podían hacerlo antes porque se consideraba que eran inferiores, y lo hicieron entonces por las presio­nes y demandas de cientos de mujeres conscientes sobre los partidos políticos. Esto es un ejemplo de lo que debemos comprender y recordar.
    La Historia tampoco nos cuenta solo cosas que ya han pasado, sino que están pasando. Es como empezar a ver una película por la mitad: si no conozco el princi­pio no entenderé lo que está pasando ahora y mucho menos entenderé lo que pasará después.
   Aunque te parezca lo contrario, e! pasado no se conserva congelado como los mamuts en los hielos del Norte. El pasado no está muerto: quienes mueren son las personas, pero no sus ideas, sus sueños o sus esperanzas. Los antiguos egipcios, griegos o romanos, los hombres y mujeres del Renacimiento o de la Ilustra­ción, pertenecen al pasado como nos ocurrirá a noso­tros también dentro de algunos años, pero lo que estas gentes fueron, lo que pensaron e hicieron forma parte de lo que somos, A menudo rechazamos esta o aquella acción porque, según la sociedad en que vivimos, son aceptables o no, y si son aceptables es porque la sociedad las recibió así de generaciones anteriores. Como ves, el pasado influye en nuestra vida continuamente, no es un recuerdo, sino una rea­lidad viva. Y si lo ignoro, sí no conozco el pasado, no entenderé el mundo que me rodea. La incompren­sión del presente nace de la ignorancia del pasado.
   Pero el pasado no obliga. Por suerte, no nos dice lo que debemos hacer en cada momento. La Historia no es un maestro que juzga categóricamente lo que está bien y lo que está mal. Lo que hagamos en nuestra vida, lo que la sociedad llegue a ser es cosa nuestra. Todos conocemos a gente que piensa que lo bueno es lo que siempre ha sido así, lo que la sociedad acepta, y lo nuevo, lo insólito, lo que se sale de lo común es algo anormal que hay que rechazar. Lo que no nos explican es por qué las cosas son como se aceptan y no de otra manera. La historia nos enseña que lo que hoy se supone que es verdad, mañana puede serlo a medias o no serlo.
   ¿Te has parado a pensar lo difícil que es saber dónde empieza el presente y dónde acaba el pasado? Todo se crea en el tiempo. Vas a estudiar hechos que ocu­rrieron antes de que todos nosotros naciéramos. Las consecuencias son nuestro presente.
   Por último, la Historia no sirve sólo para poseer cul­tura general, sino, sobre todo, para conocer y com­prender la realidad. La cultura no se consigue simple­mente estudiando o leyendo, también hay que escuchar a los demás, dialogar con personas que pien­san y viven de forma diferente a nosotros. Personas alejadas de nosotros en el tiempo y en el espacio con una sociedad y una cultura distintas que no es posible juzgar y mucho menos sobre la base de los valores de nuestra cultura, en un espacio que probablemente no conozcas, pero que debemos entender porque la vida de cada pueblo está unida al lugar donde se produce.
   La Historia tiene que dar respuesta válida a los pro­blemas de hoy: explicar las razones de la pobreza, el hambre ,y el paro, ayudarnos  a luchar contra la degra­dación de la naturaleza y el racismo, enseñarnos a valorar y cuidar nuestro patrimonio artístico y cultural, a aprender practicando una serie de procedimientos, a querer saber y comprender, a analizar y criticar com­portamientos de otras personas, demostramos que las cosas no ocurren por casualidad ni son inevitables; sino que todo tiene sus causas. Enseñarnos a ser soli­darios y saber que un éxito mío es un éxito de todos, porque los pueblos y las sociedades se componen de personas; enseñarnos un vocabulario racional y operativo que nos permita comunicarnos más y mejor, y darnos un conocimiento claro de qué y cómo somos, porque sólo así podremos ser libres.
   La Historia es el estudio científico de las actividades y creaciones de los hombres en su época y en socie­dades muy variadas. En cuanto que personas, nos enseña a pensar, sentir y actuar; en cuanto que miembros de un grupo, nos aporta autonomía y nos inserta en nuestra comunidad. La Historia ha de afrontar la realidad con mirada crítica para transformar nuestro presente en algo mejor.


Esteban Álvarez. Historia y Ciencias Sociales. Ed McGraw Hill.1995

domingo, 17 de septiembre de 2017