El principio fundamental
del Renacimiento fue la recuperación de los ideales de la Antigüedad clásica,
con una recreación original que tenía como pilares la consideración del arte
como actividad autónoma y superior, desvinculada ya de la religión, y la
ubicación del ser humano como centro del universo, según las concepciones
filosóficas del humanismo. Desde un punto de vista cronológico, se extendió,
esencialmente en Italia, desde la segunda mitad del siglo XIV hasta el siglo
XVI.
La
Pintura Flamenca
Aún siendo
fundamentales los avances artísticos que se produjeron en Italia hay que tener
en cuenta la aparición de un importante estilo de pintura en Flandes durante el
siglo XV que partiendo del Gótico desarrolló una serie de representaciones
pictóricas fundamentales.
La principal aportación de esta escuela es
la utilización de la técnica al óleo, que permite una mayor viveza y
enriquecimiento de la gama cromática, la realización de veladuras y la
obtención de colores compuestos. Los rasgos más definitorios del estilo
flamenco fueron el mayor naturalismo y el gusto por el detalle a través de una
técnica minuciosa. Los iniciadores de la escuela flamenca fueron Jan van
Eyck (1390-1441)
(Políptico del Cordero y El matrimonio
Arnolfini) y Roger van der Veiden (1400-1464) (Descendimiento de la Cruz, en el Museo
del Prado[1]. Sin
embargo, dentro de la escuela destacó una figura excepcional, avanzada para su
época: Hieronymus Bosch, llamado el Bosco (1450-1516), que desarrolló en sus obras un mundo fantástico de
complejas imágenes simbólicas (El jardín de las delicias M P).
Arquitectura
Las primeras
fuentes accesibles para desarrollar el principio renacentista de la
recuperación de los valores de la Antigüedad clásica en Italia fueron las
ruinas romanas. Junto con ellas tuvo extraordinaria importancia el tratado De
architectura del romano Marco Vitruvio (siglo I d.
C.), que fue recuperado, interpretado e ilustrado a lo largo del siglo XV. Los
dos grandes arquitectos de la primera etapa del Renacimiento son:
- Filippo
Brunelleschi (1377-1446):
alcanzó fama legendaria por resolver el problema de la gran cúpula de
la iglesia de Santa María del Fiore de Florencia, con
dos estructuras superpuestas que sustentaban en todo momento la cúpula
exterior a medida que se levantaba.
- Leone
Battista Alberti (1404-
1472): entre sus obras destaca la fachada de Santa María Novella y
el palacio Rucellai, ambos en Florencia.
Tras el
nacimiento y desarrollo del Renacimiento en Florencia a lo largo del siglo XV,
la arquitectura alcanzó su etapa de madurez principalmente en Roma, donde
produjeron lo mejor de su obra Donato Bramante (1444-1514) y
Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564).
La Roma de las primeras décadas del siglo
XVI alcanza el esplendor con el llamado Renacimiento clásico. La
principal obra fue la basílica de San Pedro, iniciada
en 1506 sobre un proyecto de Bramante y continuada después por Miguel Ángel,
que aún dejaría inconcluso a su muerte el levantamiento de la grandiosa cúpula,
terminada por Vignola.
Tras el auge del Renacimiento clásico se
desarrollaron dos tendencias: el manierismo, caracterizado por una
interpretación libre y subjetiva de los principios estilísticos, y el arte
de la Contrarreforma, más uniforme e inspirado en los ideales pastorales de
la iglesia de la época.
En este contexto
se desarrollaron importantes escuelas locales y nacionales:
- En Venecia destacó
el estilo clásico, recargado y opulento. Destacó el arquitecto Andrea
Palladio (1508-1580) (Villa
Rotonda).
- La escuela
española contó con notables manifestaciones de tendencia
manierista, como el palacio de Carlos V en La Alhambra,
obra de Pedro de Machuca (1490-1550). Alcanzó, no
obstante, su más significativa expresión en el gran ejemplo de
arquitectura de la Contrarreforma que es el palacio-monasterio
de San Lorenzo de El Escorial, ordenado construir por Felipe II
y obra de Juan de Herrera (1530-1597).
Escultura
La escultura
renacentista tenía como objetivo principal la representación de la belleza. Al
escultor no le bastaba con plasmar la realidad, sino que debía hacerlo con el
mayor rendimiento estético. Como en el resto de las artes, en la escultura se
percibe una cierta diferenciación entre el estilo del siglo XV, en el que se
empleó con profusión el bronce, y el virtuosismo del siglo XVI, en el que se
tendió a utilizar con preferencia el mármol.
Uno de los primeros acontecimientos
escultóricos del Renacimiento fue la convocatoria del concurso para realizar
las puertas para el baptisterio de
Florencia. En él compitieron tres de las grandes figuras de la escultura
renacentista: Lorenzo Ghiberti (1378-1455) y Filippo
Brunelleschi del que hemos hablado en la Arquitectura. El ganador
fue Ghiberti. En los relieves en bronce
que componen esta obra se puede apreciar un estilo muy innovador que partiendo
de los modelos de la escultura clásica llega a la integración de la perspectiva
en una representación escultórica..
Sobresalió, en Florencia también, con vigor la personalidad de uno de los
grandes escultores del Renacimiento: Donato di Niccolo, Donatello (1386-1466).
Su obra se caracteriza por la sensibilidad, la expresividad y la carga
psicológica y dramática de los personajes representados. Entre su producción
destacan el David, considerado como la primera estatua desnuda
exenta del Renacimiento, y la estatua ecuestre del Condottiero Gattamelata.
La escultura del Renacimiento clásico del
siglo XVI estuvo dominada sin duda por la trascendencia de la obra de Miguel
Ángel Buonarroti. La creación del genio toscano, quien continuamente
repetía de sí mismo que se consideraba sobre todo escultor, aportó nuevos
recursos a este arte, como el mayor dinamismo de las formas o
la expresión de fuerza contenida.
Inicialmente inspirado por Donatello, quedó
fascinado por las estatuas de la Antigüedad clásica, en su mayoría copias del periodo
helenístico, que se descubrieron en su tiempo en las excavaciones romanas.
De tal inspiración nacieron obras como el
célebre David (1504), instalado en la plaza de la Señoría de
Florencia. Junto a esa magnífica expresión de arrogancia, serenidad y energía
contenida destacan en la producción escultórica de Miguel Ángel la Piedad, en San Pedro del Vaticano, las figuras de Moisés y Los
Esclavos, las únicas realizadas para el grandioso proyecto de la tumba
del papa Julio II, y el conjunto funerario de las tumbas
de Lorenzo y Giuliano de Médicis.
Pintura
El principal
objetivo de la pintura renacentista fue la consecución de la belleza, entendida
ésta como representación de la realidad, siguiendo los principios humanísticos
de racionalidad y equilibrio compositivos, en virtud de los cuales se percibe
el placer estético y el del intelecto.
El estilo se inició también en Florencia por los dos autores siguientes:
- Masaccio (1401-1428):
unánimemente considerado como artífice de los principios renacentistas,
recuperó, en la breve producción que legó, el espíritu realista de
Giotto; eliminó la decoración ornamental del gótico a base de ritmos
curvilíneos y fondos dorados y construyó el espacio mediante la aplicación
de las leyes de la perspectiva, reivindicando el sentido
naturalista de fondos y paisajes. Sus obras clave en este aspecto
fueron los frescos de la capilla
Brancacci y la Santísima Trinidad.
- Fra
Angélico (1400-1455):
es el otro gran referente de la incipiente pintura renacentista, en su
obra es más apreciable que en la de Masaccio la evolución del Gótico al
Renacimiento. Esto se puede apreciar en La Anunciación y en la Virgen de
las granadas (M P).
Posteriormente
la pintura florentina adquirió un enorme desarrollo:
- Paolo
Uccello (1397-1475):
caracterizó su obra por el aire geometrizante de las figuras. Destaca
entre su producción La batalla de San Romano.
- Piero
della Francesca (1429-1492):
fue un importante innovador, que desarrolló el mayor interés por el
detalle y por la recreación de la realidad histórica representada.
Sobresalen en su creación los frescos de San Francisco
de Arezzo sobre La leyenda de la Vera Cruz.
- Andrea
Mantegna (1431-1506):
incidió como el anterior en el detalle de la ambientación histórica y
también en el planteamiento escenográfico, que daba una estudiada unidad
dramática a sus composiciones. Tránsito
de la Virgen (M P)
- Sandro
Botticelli (1445-1510):
alcanzó la máxima expresión de la elegancia y el refinamiento de un estilo
idealista en obras como La Primavera o El
nacimiento de Venus. Destacó también con obras de carácter
narrativo como La historia de
Nastaglio degli Honesti (M P)
La pintura renacentista del siglo XVI cuenta
con grandes genios universales, en Italia y en el resto de Europa. Tanto los
grandes maestros como los pintores de menor celebridad adoptaron como principal
pauta el manierismo, es decir, la expresión individual, según la
propia maniera de su estilo y sus inquietudes artísticas.
- Leonardo
da Vinci (1452-1519).
La personalidad de Leonardo se reveló en la carta en la que ofrecía sus servicios
a Ludovico Sforza, duque de Milán, en la que se presentaba como ingeniero
militar y, sólo al final, hacía una breve referencia a sus capacidades
como arquitecto, escultor y pintor. Y es que en la obra de este artista la
investigación científica jugaba un papel fundamental. Entre su producción
pictórica cabe destacar la Adoración de los Magos, La
Santa Cena, La Virgen y el Niño con Santa Ana, y el
retrato de Mona Lisa.
- Miguel
Ángel Buonarroti.
La expresión titánica del arte de Miguel Ángel halló su culminación
pictórica en los frescos de la bóveda de la Capilla
Sixtina y en el muro del altar de El Juicio Final,
realizado en la misma capilla veinte años más tarde.
- Rafael
Sanzio (1483-1520).
Se constituyó en el prototipo del equilibro ideal del clasicismo en obras
como los frescos de la Stanza
de la Signatura del Vaticano, con célebres escenas como La
Escuela de Atenas, El Parnaso o La disputa
del Sacramento. Rafael creó la imagen característica de la Virgen con
el Niño que tras la Contrarreforma se convirtieron en modelos dentro de la
pintura católica; Virgen de la silla.
También al óleo realizó La Ascensión (M P) y significativos retratos como
los de Fornarina y El Cardenal (M P)
En el siglo XVI la República de Venecia se convirtió en un gran centro
de producción pictórica con nombres como Giorgione (1477-1510) (La Tempestad), Tiziano Vecellio (1485-1576),
quien fuera retratista oficial de Carlos V, pintor refinado y sensual
cultivador del género mitológico, el retrato y la temática religiosa e
histórica, (Carlos V en la batalla de
Mühlberg, Danae y Venus y la música, M P), Tintoretto (1518-1594)
(El lavatorio de los pies M P) y Il
Veronese (1528-1588) (Las Bodas de
Canaa y Jesús en el Templo, M P).
En Alemania cabe destacar
la figura de Alberto Durero (1471-1553), gran dominador del
dibujo y autor de diversos tratados sobre técnica pictórica, que fueron
empleados por artistas de varias generaciones posteriores: Adán y Eva (M P)
En España
el Renacimiento pictórico se vio dominado por la figura de Doménikos
Teotocópoulos, El Greco
(1541-1614). Afincado en Toledo, El Greco desarrolló creaciones manieristas,
con una acusada estilización de las figuras y un colorido desconocido hasta
entonces, en obras como El entierro del conde de Orgaz, San
Mauricio y la legión tebana, El Expolio y La Adoración de los Pastores (M P). Cultivó intensamente el
retrato reflejando con gran maestría la psicología de sus retratados; Cabaññero de la mano en el pecho (M P).